domingo, 25 de mayo de 2008

Lecturas

LECTURA # 1

Titulo : Once consejos de estudiantes sobresalientes
Autor : Reader’s Digest.
Alumna : Frida Martinez Cucho

OBJETIVO

Promover a los estudiantes a tener un mejor aprendizaje académico
Siendo ordenados, organizados teniendo iniciativas propias, entregando trabajos pulcros y practicar sus valores.

CONTENIDO

Son consejos muy importantes para un estudiante, un buen estudiante siempre esta organizándose priorizando sus actividades de estudio en esta lectura nos dice lan McCray no importa lo que tuviera que hacer,
Siempre aparto un rato para estudiar, Christi Anderson dice: si uno desea obtener las mejores calificaciones, se asegura de respetar los pasos de entrega, es muy importante practicar lo que aprendemos.

PRINCIPALES IDEAS

v Establecer tus prioridades
v Hacer mas de lo que piden
v Ser organizados
v Ser preactivos
v Programar tu tiempo
v Entregar trabajos pulcros
v Tomar nota mientras lees un texto



DECICIONES DE CAMBIO

Estudiare mas de lo que me piden organizando bien mi tiempo.










LECTURA # 2


Titulo : Paso a paso y adelante
Autor : Deborah Smoot
Alumna : Frida Martinez Cucho

OBJETIVO

Incentivar a los jóvenes a tener una meta i cumplirlos en las fechas establecidas a pesar de las dificultades el dolor la tristeza y todas las circunstancias difíciles que se presentan en la vida.

CONTENIDO

Se trata de una joven estudiante que viajo a otro lugar por motivos de estudio, estando lejos de su familia y amigos se sentía triste porque los extrañaba mucho , pero ella tenia que cumplir su meta .
Fue donde comenzó a enfermarse e incluso se embarazo , pero a ella no le importo la circunstancia en la que se encontraba con mucho optimismo termino de estudiar.

PRINCIPALES IDEAS

v No dejarse vencer por la circunstancia
v Ser optimista
v Ser fuerte y continuar
v Cumplir tus metas fijadas




DECICIONES DE CAMBIOS

Cumpliré mis metas a pesar de que tenga que pasar por circunstancias difíciles.








LECTURA # 3



Titulo : Nutre tu cerebro
Autor : Reader´s Digest
Alumna : Frida Martinez Cucho

OBJETIVO

Es animar a las personas que cuiden su salud, mediante una buena alimentación con una dieta nutritiva para el cuidado y mantenimiento de nuestro organismo, fortaleciendo de esa manera la parte mas importante de nuestro cuerpo con el cual pensamos aprendemos y captamos muchas cosas el cual es nuestro cerebro.

CONTENIDO

En esta lectura nos hace conocer que es muy importante saber lo que consumimos en el desayuno almuerzo y cena, alimentos ricos en nutrientes que nos ayuden a nutrir nuestro cerebro el cual Dios nos a dada , para entender y captar mas rápido las cosas que cada día nos enseñan en la universidad.


PRINCIPALES IDEAS

v Consumir carbohidratos
v Preferir alimentos que ayuden a nuestro corazón
v Balancear la alimentación
v Consumir alimentos ricos en nutrientes


DECICIONES DE CAMBIO

Cuidar mi cerebro consumiendo alimentos ricos en nutrientes




LECTURA # 4



Titulo : Cuida tus energias
Autor : RUSELL WILD
Alumna : Frida Martinez Cucho

OBJETIVO

Debemos cuidar nuestra energía teniendo una buena alimentación consumiendo proteínas, abundante agua y durmiendo todos los días a la mis hora respetando la 8 horas de descanso empezando a las 10 de la noche.

CONTENIDO

En la lectura nos dice que es muy importante alimentarnos bien consumiendo carbohidratos y proteínas, descansando a partir de la las 10 de la noche y levantándonos todos los día a la misma hora para no trastornar nuestro reloj biológico, tambien nos dice que debemos evitar el consumo de muchas pastillas por que afectan a nuestro corazon.

PRINCIPALES IDEAS

v Consumir los alimentos de una manera equilibrada
v Respetar la horas de descanso
v Cuidar nuestra salud



DECICIONES DE CAMBIO

Me alimentare adecuadamente y respetare mis horas de descanso para gozar de un buen estado anímico.

jueves, 22 de mayo de 2008

LA LECCION DE LA ARENA

La lección de arena. Nos imaginamos a Einstein preocupado únicamente por los aspectos más profundos de la ciencia. Pero la verdad es que veía principios científicos en las cosas ordinarias que, para la mayoría de nosotros, no merecen echarles una segunda mirada. Una vez se me dijo si alguna vez se me había ocurrido preguntarme la razón de que los pies de un hombre se hundan en la arena seca o, por el contrario, en la totalmente sumergida en el agua, mientras que la arena simplemente húmeda nos da un apoyo firme. Como no supe qué responder, me propuso una explicación sencilla.
Señaló que ese efecto depende de la tensión superficial, de la elasticidad de una superficie líquida. Es la que da cohesión a la gota de agua, o hace que dos gotas pequeñas, al resbalar por el vidrio, vayan a fundirse en una gota más grande en el momento en que sus superficies se tocan.

Cuando la arena está húmeda, añadió, hay entre sus granos pequeñísimas cantidades de agua. Las tensiones superficiales de esas cantidades de agua aproximan los granos unos a otros, y el rozamiento hace que sea difícil separarlos. Cuando la arena está seca, no hay, evidentemente, agua entre granos. Si la arena está sumergida totalmente, hay agua entre los granos, pero no forma superficies líquidas que los empujen unos contra otros. Esto no es tan importante como la relatividad, pero, como demostró su problema juvenil sobre la carrera al par y delante de la luz, nunca se puede saber si una insignificancia aparente podrá llevar a un Eonstein a descubrir algo trascendental. Y el rompecabezas de la arena nos da una idea del poder y la elegancia de la mentalidad de Einstein.

domingo, 18 de mayo de 2008

EINSTEIN

LECTURA 6: El inolvidable Albert Einstein
Por Banesh Hoffmann

Fue uno de los más grandes hombres de ciencia que ha conocido el mundo, y sin embargo, si tuviera que definir en una sola palabra la esencia de la personalidad de Albert Einstein, sería sencillez. Quizá una anécdota ayudará a comprenderlo. Una vez, sorprendido por un chaparrón, se quitó el sombrero y lo metió bajo el abrigo. Alguién le preguntó por qué había hecho eso y él respondió, con lógica admirable, que la lluvia estropearía el sombrero, pero no le harí daño a su cabellera. Este don de or instintivamente al fondo de una cuestión era el secreto de sus trascendentales descubrimientos científicos; eso y su extraordinaria pasión por la belleza.

Conocí a Einstein en 1935, en el famoso Instituto de Estudios Superiores de Princenton (Neva Jersey). Había sido uno de los primeros invitados a formar parte del Instituto y se le dio carta blanca para que fijase su sueldo. Con gran desconcierto del director, Einstein pidió una suma absurda por demasiado pequeña. El director tuvo que rogarle una y otra vez que aceptara un sueldo mayor.

Yo sentía veneración por Einstein y vacilaba en exponerle unos conceptos que estaba ocupándome en desarrollar; pero mis vacilaciones resultaron justificadas. Cuando por fin decidí llamar a su puerta, una voz tranquila dijo ?Entre?, con una inflexión que hacía de esa sola palabra una bienvenida a la vez que una pregunta. Entré en su estudio y lo encontré sentadoante una mesa, dedicado a hacer cálculos y a fumar su pipa. Vestido con un traje que parecía quedarle grande y con la melena en su desorden característico, me recibió con una cálida sonrisa. Su naturalidad sin reservas me tranquilizó en el acto.

En cuanto empecé a explicar mis ideas, me pidió que escribiera las ecuaciones en el pizarrón para que él pudiese ver cual es su desarrollo. Luego me pidió algo que me dejó atónito? y me hizo tomarle cariño inmediatamente:
-Despacio, por favor. No soy hombre de comprensión rápida.
!Que Einstein dijera tal cosa! Lo dijo suavemente, y yo no pude menos que reír. Desde aquel instante desapareció en mí todo residuo de temor.

Una chispa genial. Einstein había nacido en 1879 en la ciudad alemana de Ulm. No fue un niño prodigio; por el contrario, tardó tanto en aprender a hablar que sus padres temieron que fuese lerdo de entendimiento. En la escuela, aunque sus maestros no descubrieron dotes especiales en él, ya estaban en germen. Por ejemplo, aprendió él solo el cálculo infinitesimal y me ha contado que los profesores lo temían un poco porque hacía preguntas que no podían responder. A los 16 años se planteó una de ellas: ?Parecería estacionaria una onda luminosa si alguien pudiera correr al lado de ella? Parece una pregunta inocente, y sin embargo revela que Einstein iba al fondo de los problemas. De ella habría de surgir, diez años más tarde, su teoría de la relatividad.

Einstein fracasó en el examen de ingreso en la Escuela Politécnica Federal de Suiza, sita en Zurich, pero logró entraral año siguiente. Allí añadió a sus cursos corrientes el estudio de las obras maestras de física que emprendió por su cuenta. Rechazado cuando solicitó una cátedra, encontró por fin empleo en 1902 como examinador de patentes en Berna, y fue allí donde tres años más tarde, brotó la chispa que hizo estallar su genio.

Entre las cosas extraordinarias que produjo en aquel año memorable de 1905 figuran su teoría de la relatividad, con su famosa fórmula E = mc2 (la energía es igual a la masa multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz), y su teoría de la luz, basada en la teoría de los cuantos, de Plank. Ambas hipótesis no solo eran revolucionarias, sino aparentemente contradictorias: la primera estaba íntimamente relacionada con la teoría ondulatoria de la luz, miemtras la segunda considera que la luz se emite en fotones o partículas. Sin embargo, aquel joven desconocido propuso las dos al mismo tiempo, y tuvo razón en los dos casos, aunque sería demasiado complejo explicar aquí el porqué.
Magia intectual. Colaborar con Einstein era una eventura intelectual inolvidable. En 1937 el físico polaco Loepold Infeld y yo le pedimosque, si era posible, nos permitiera trabajar con él se sintió complacido, pues tenía una idea acerca de la gravitación que era preciso elaborar en detalle. Fue así como llegamos a conocer bien, no solamente al hombre y al amigo, sino también al profesional.

Su poder de concentración tenía una intensidad y una profundidad fantásticas. Cuando luchaba con un problema recalcitrante, lo acosaba como un animal acosa a su presa. A menudo, al encontrarnos ante una dificultad aparentemente insuperable, recorría la sala a grandes pasos, mientras se enrollaba en el dedo índice un mechón de la larga cabellera grisácea. Una mirada soñadora y distante, pero vuelta hacia adentro, aparecía en su rostro. No había en él apariencia alguna de concentración, ningún fruncimiento del ceño, sino tan solo una plácida comunión íntima.

Pasaban los minutos, y de pronto Einstein se detenía y se habría su expresión en una suave sonrisa. Había encontrado la solución del problema. A veces era tan sencilla que Infeld y yo sentíamos deseos de darnos un cachete por no habérsenos ocurrido. Pero la magia había obrado invisiblemente en lo hondo de la inteligencia de Einstein, con un proceso en que nos era imposible penetrar.

Cuando murió su esposa sufrió una sacudida tremenda, pero declaró que entonces, más que nunca, era el momento de trabajar con ahínco. Recuerdo muy bien haber ido a su casa a trabajar con él durante aquellas tristes horas. Tenía el rostro desfigurado por la pena, pero no ahorraba esfuerzos para concentrarse. En un intento de ayudarlo, yo alejé la discusión de los asuntos corrientes y la orienté hacia problemas teóricos más difíciles y poco a poco Einstein se fue absorbiendo en ella. Así continuamos un par de horas, al término de las cuales la tristeza había desaperecido de su mirada. Al despedirme, medio las gracias con sinceridad conmovedora, pero las palabras que usó parecían casi absurdas. ¿Fue muy entretenido?, dijo. Había tenido un instante de alivio en su dolor, y aquellas palabras, buscadas a tientas, expresaban una emoción muy profunda.